EDDIY Perú: Personas con discapacidad unidas

El pasado miércoles, 13 de abril, aterrizábamos en Lima al punto de la mañana. Comenzaba un maratón formativo que concluiría el domingo con esta estampa:

Foto de grupo al final del taller

La experiencia ha superado todas nuestras expectativas. 41 personas venidas de Huánuco, Junín y Lima han trabajado de firme para sacarle el máximo provecho a las horas que hemos pasado juntos. Y no sólo eso: se han establecido vínculos de confianza, hemos comprendido la enorme oportunidad que EDDIY Perú representa para todos y cada uno y para otras personas con discapacidad de Perú, y hemos arrancado socialmente el proyecto. Porque, sin las personas que lo van a protagonizar, el proyecto no es nada.

Personas y personas que han venido a Lima confiando en que el esfuerzo iba a merecer la pena; que podía mejorar sus vidas. Y creemos que todos nos hemos vuelto a casa con esa sensación: con el corazón lleno de esperanza y expectativas positivas. Queda mucho por hacer, pero sabemos que hay motivación para hacerlo.

¿Y qué hemos hecho en Lima?

Un taller de formación sobre el proyecto EDDIY, en su conjunto, y sobre el manejo de la plataforma dokuwiki que lo soporta, en particular.

El taller ha sido eminentemente práctico, buscando en cada momento que los participantes se sintiesen seguros de sí mismos y sin reservas a la hora de participar y preguntar.

Un momento del taller

¿Qué nos ha llamado poderosamente la atención?

La reunión de diferentes tipos de discapacidad en un mismo proyecto: discapacidad visual, discapacidad auditiva, discapacidad física… Para los que no estéis familiarizados con este mundillo, quizá este hecho no os resulte significativo. Pero según nuestra experiencia, es un hecho digno de reseñarse, dada la división que llevamos años percibiendo entre estos sectores en España.

Ha sido una maravilla ver practicar con dokuwiki a personas con discapacidad visual sin problema, haciendo preguntas sobre accesibilidad y aportando desde el primer momento soluciones a cuestiones de organización y ética en el trabajo colaborativo.

Ha sido una gran experiencia tener que fijarnos en no poner el micrófono delante de la boca porque, al fondo de la sala, alguna persona estaba leyendo los labios.

Y ha sido plenamente gratificante comprobar cómo una mujer con hemiplejia superaba las resistencias que tenían sus hijas a que viniera a Lima por puro empeño personal y cabezonería. Una mujer que nos aportó uno de tantos regalos del taller con su testimonio:

“Yo quiero que todas las personas en mi estado sepan que se pueden hacer cosas, que no tienen por qué quedarse encerradas en casa o pedir. Yo tejo con un solo palito. Yo quiero tender la mano para que me den a cambio de mi trabajo, no para mendigar.”

 

 

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