Leemos en Atlas obscura que un obrero encontró un misterioso objeto cuando se acometían reformas en un cementerio en Jerusalén.
Misterioso objeto de oro en un cementerio en Jerusalén. Amantes de lo oculto y seguidores de Indiana Jones, además de interesados en arqueología de Tierra Santa, tendrían los ojos haciendo chirivitas. ¡Y qué objeto!
Antes de seguir, hay que indicar que la mayoría de los cementerios de Jerusalén son modernos, porque la ciudad en sí es moderna en su mayoría. Contar cómo subió hacia el norte en 1500 años, se paró 1400 y luego explotó quedará para otra ocasión. Lo que importa: lo más probable es que el cementerio fuera moderno.
La autoridad israelí de antigüedades se hizo cargo del objeto, como le corresponde por ley, y comenzó su estudio. Tras cierta cantidad de tiempo invertido, tuvieron que tirar la toalla: no hay nada en el registro arqueológico ni remotamente comparable.
Pero en lugar de dar su brazo a torcer y alimentar a la bestia de “la investigación de lo oculto”, los responsables tuvieron un ataque de practicidad. Preguntaron en Facebook, “¿Alguien conoce qué es este objeto?”
La pregunta alcanzó viralidad y, en pocas horas, llegó la respuesta: es un artículo de merchandising de nueva era, un Gilded Isis Beamer o armonizador de energías que protege a una casa o sus habitantes de diversas energías negativas. Por decencia elemental, no pondré el vínculo a su actual fabricante alemán.
Dos conclusiones:
1. El poder aparentemente ilimitado de una gran red social. Con tal de alcanzar viralidad y que llegue a suficiente gente, parece que hasta las preguntas más retorcidas pueden tener respuesta
2. La calma y la practicidad han logrado un resultado de Internet opuesto al desgraciadamente extendido uso de los recursos online como amplificadores de todo tipo de supercherías. Internet es un medio absolutamente neutro, y por lo tanto es nuestra responsabilidad que ofrezca fruto en sazón y productivo o tósigos venenosos.